miércoles, 7 de marzo de 2012

El primer poeta de San Luis.


A partir de la llegada de los españoles a tierra adentro hubo un cambio en el orden social de gran trascendencia. Una cultura inmersa en una tierra árida, difícil de sortear pero habitable, se encontró con una de las grandes oposiciones al nuevo orden, la rebeldía. El pasado de la actual ciudad de San Luis Potosí estuvo colmada de evangelizaciones, conquistas, hogueras y crímenes pasionales en sus primeros años de fundación, pese a la resistencia de la cultura aridoamericana por impedir el asentamiento de la milicia española en estas tierras no fue suficiente. Poco más de cuarenta años fue el tiempo que duró el enfrentamiento entre Chichimecas y españoles que permitiera a estos últimos colonizar el altiplano.
La apertura de caminos fue uno de los primeros proyectos que emprendieron las empresas colonizadores para penetrar los inhóspitos territorios azolados por culturas renuentes al nuevo orden de la época. Sin embargo, los asaltos en los caminos eran peligrosos y continuos por lo que hubo necesidad de construir fuertes o presidios a lo largo y ancho del territorio, esto permitió tener un poco de seguridad y fundar pueblos entorno a estas edificaciones. Con el pronto establecimiento de los españoles en estás tierras hicieron con los misioneros y otras culturas indígenas mesoamericanas -como los tlaxcaltecas, aztecas, tarascos, otomíes entre otros más-, intentar sopesar la habilidad que tenían con el arco y la flecha e incluir algunos chichimecas para su pronta conversión al catolicismo y adaptación a la nueva civilización que la corona española exigía.
Para el historiador Rafael Montejano y Aguiñaga en  su texto San Luis Potosí. La Tierra y el Hombre había que enseñar al chichimeca a llevar una vida sedentaria, organizada, así como a “obtener el sustento, la ropa y demás explotando técnica y constantemente los recursos naturales.”[1] No obstante ello para asegurar éste proyecto hubo también obsequios de paz como: cuchillos, carne, semillas, atavíos, etc.
El Capitán Miguel Caldera fue quien llevó a cabo esta empresa pacifica que atraería intempestivamente a caravanas de españoles en busca del oro y plata que habían descubierto en el Cerro de San Pedro, lo que obligó a crear poblaciones entre ellas las de Santiago, Tlaxcala, Montecillo, Tequisquiápan, San Sebastián, San Miguelito y San Juan de Guadalupe.
Durante los primeros años de fundación las sociedades establecidas fueron consolidándose poco a poco ante el advenimiento de mineros españoles, criollos, mestizos, indígenas, negros y mulatos, quienes iniciaron una serie de expediciones para continuar con la explotación mineral por todo el territorio. Con ello también llegaron las nuevas formas de trabajo que exigía ésta sociedad entre los oficios que se destacan en la época se cuentan con el de carpinteros, albañiles, orfebres, sastres, panaderos, zapateros y herreros. Las primeras construcciones fueron templos y conventos con arquitectura que obedecía a las expresiones de la época: el barroco, que fue el predilecto de los misioneros. Posteriormente, se construyó la Plaza de Armas, las haciendas de beneficio, caserones, casas reales, hospitales y colegios.
En cuanto a la educación como es conocido estuvo a cargo de la iglesia, la instrucción se reducía en leer, escribir, contar y aprender el catecismo, la primera escuela según Montejano y Aguiñaga se instaló para los tlaxcaltecas en su propio barrio, el octogenario Fray Diego de la Magdalena pasó sus últimos años en el convento que ahí mismo se construyó educando a los indígenas. Conforme avanzaba el tiempo fueron arribando otras órdenes religiosas como la de los franciscanos, agustinos, jesuitas y mercedarios, quienes también iniciarían en sus respectivos conventos y la enseñanza potosina.
Es también en Tlaxcala donde la tauromaquia fungió como una de las aficiones más importantes para sus habitantes. No sólo había comedias que se presentaban en pequeños teatros sino también peleas de gallos. Las fiestas religiosas, como la de Corpus, así como las comedias en el teatro desempeñaron un rol importante para aquel que carecía de medios para diversiones como las mencionadas.
No obstante ello, es Juan de Gabirira quien absorbe mi atención, avecindando en el barrio de Tlaxcalilla en 1606 con su pareja Marta de Rentería, plasmarían en el pasado potosino un suceso trágico justificado por la traición amorosa.  A partir del antecedente histórico que existe sobre éste crimen pasional a unos cuantos años de haberse fundado el barrio, el mercader español Juan de Gabiria después de encontrar a su consorte Marta de Rentería en un amorío invocó la excusa de la venganza. ¿Cómo puedo comprender una sociedad sino encuentro el antecedente que condiciona su existencia? ¿No es acaso la herencia de un barrio los hechos que marcaron su fundación? 
El 28 de Agosto de 1606 fue cuando Juan de Gabiria después de haber perdonado una vez la traición amorosa de su mujer no logró resistir la segunda, por lo que decidió sin el menor remordimiento asesinarla asestándole varias puñaladas no sin antes escribir un poema que por duplicado dejó uno en la habitación donde yacía el cadáver y el otro en el picaporte. Con algunas variables transcribo del texto Causa criminal de la Real Justicia contra Juan de Gabiria. Primer poeta de San Luis Potosí, escrito por Joaquín Antonio Peñalosa y Alejandro Espinosa Pitman, algunos versos de diez décimas que lo componen:

A Marta de Rentería.



Si bien, como merecía,
midieras mi fe y amor,
ni mostraras tu rigor,
no yo viera tu porfía;
por donde, señora mía,
visto tu esquivo interés,
me es fuerza decir que es
la causa de tanto mal,
ese rigor natural
con que mi firmeza ves.
Pero cuando consideres
que eres mujer y yo ausente,
yo discreto y tu imprudente,
yo quien soy y tu quien eres;
y que si a dicha me vieres,
de aquí a un mes o de aquí a un año,
verás cierto el desengaño
y me dirás que acerté:
yo en guardarte amor y fe
y tú en procurar mi daño.
Caído me has a las manos,
pagas por donde pecaste,
que si de mi te burlaste,
yo de tus gustos livianos;
que los cielos soberanos,
viendo mi justa querella,
te dan por sentencia en ella
que, como desconocida,
la que me quitó la vida
se quede sin mí y sin ella.

Es la frustración del amor la que sobrevive a la degradación humana éste es el lenguaje triste y amargo compuesto por la traición, invocar la venganza no fue una respuesta práctica al honor. El proceso criminal que iniciaría en 1606 y terminaría en 1610, tuvo un inverosímil desenlace, Juan de Gabiria tendría como condena el ostracismo del pueblo de San Luis y unas cuantas multas. En cambio para el barrio de Tlaxcalilla esto le valió tener a su primer poeta.

[1] Montejano y Aguiñaga, Rafael. San Luis Potosí. La Tierra y el Hombre. Ed. UASLP, 1997. Pág. 54. México.

martes, 6 de marzo de 2012

Todo lo naco es chido


Por muy desenfadado y estrafalario que parezca el siguiente artículo, producto de mi meticulosa observación e infame pluma, tiene como finalidad plasmar las expresiones de un noble mexicano frente a un evento muy vergonzoso e hilarante a la vez que presencié hace poco más un año. Quiero plantear que confundir la picardía con la ignominia del lenguaje es como creer que un niño tiene mucha similitud con un suricato. Ante ello hago mías las palabras del escritor Jorge Ibargüengoitia al señalar que los insultos son palabras sonoras que deberían tener cierta eficacia: el que insulta y falla está perdido. Y agrega: "los insultos son nacionales, automáticos e independientes del verdadero sentido de la frase".

En la actualidad es muy común escuchar en la calle un sinnúmero de calificativos hacia las personas ya sea por su forma de vestir, expresarse, comportarse, de los ruidos extraños que emiten de su ser e incluso por sus orientaciones sexuales. A mí forma de ver la realidad pareciera ser la individualidad de cada humano la que se mancilla. En cierta ocasión tuve la fortuna o desventura de presenciar en plena plaza de armas de la capital potosina cómo un ciudadano le lanzaba piropos a una linda mujer que por su porte, elegancia y sobre todo por sus hermosas piernas, como si estuvieran destinadas a posar por siempre ante las cámaras su perfección, encontraría una idílica relación con ella:<<¡Chiquita! ¡Apachurro! ¡En esa cola si me formo! ¡De allí deben salir bombones! La chica de forma displicente le respondió con imprecaciones que mi refinada educación me impide parafrasearlas, aunque siempre he creído que las maldiciones no existen sino más bien son construcciones mentales del lenguaje que sólo los mexicanos podemos comprender. Para cerrar la escena la hermosa chica con su voz angelical le grita: ¡Maldito guarro!... ¡Naco! Aquel jocoso ciudadano al escuchar ésta última expresión le cambió el semblante y hasta el humor, de estar un tanto concupiscente y burlón terminó abúlico e iracundo.

Nunca me imaginé el impactó que provocaría en el ciudadano que le restregaran en el rostro la palabra naco. ¿Pero en la actualidad qué significa ser naco? ¿Acaso un ser subversivo, un primate, un sinónimo de pelado, pobre, rico, clase mediera? Para responder a todas estas interrogantes no pude encontrarme con mejor definición que realiza Guillermo Bonfil Batalla en su libro México Profundo, donde señala que la palabra naco es "de origen racista, peyorativa y discriminador se aplica usualmente a la gente desindianizada, que por estar radicando en alguna ciudad trata de imitar el comportamiento, atavíos, expresiones de las altas esferas sociales, al grado de llegar a la aversión." A todo ello tengo la impresión de quien dice ser naco es chido, la verdad se impone, no creo que exista palabra más precisa y elocuente para desatinar a cualquiera. 

Hace unos cuantos meses tuve la fortuna de presenciar la película y concierto de Botellita de Jerez en la Arena Coliseo de la capital potosina, con una afluencia que rebasaba los cuatrocientos espectadores, fui testigo del Arrejunte de una de las bandas más importante del país. La fusión de ritmos, letras en doble sentido e inspiradas en libros como Forjando patria y Laberinto de la Soledad, así como la reivindicación de lo naco, conceptualizó su propuesta musical en El Guacarock. Un espectáculo que asombró a toda una multitud por la dinámica y propuesta musical de Francisco Barrio “El Mastuerzo”, Sergio Arau “El Uyuyuy” y Armando Vega Gil “El Cucurrucucu”. A propósito del escenario el cuadrilátero fungió como el excelente espacio para disfrutar canciones como: El Guacarock del Santo, Tons que mi reina, a qué hora sales al pan? Alármala de tos, Oh Dennys,entre otras más.
En referido recinto se dieron cita niños, niñas, intelectuales, activistas políticos, científicos sociales, literatos, curiosos, despistados, apasionados, renuentes, escépticos, ebrios errantes… En suma nostálgicos guacarockers. Bajo la consigna:<<¡Muera la Minera San Xavier! ¡Viva Cerro de San Pedro!>>, dio inicio una de las bandas más emblemáticas del país. 

La fuerte crítica social fue el aliciente para reafirmar una identidad negada por un agobiante Estado que desprecia la libertad de expresión. No obstante ello la diatriba del Uyuyuy, estimuló una enloquecida búsqueda por la igualdad, incidiendo en la aberración de un país discriminador como lo es Estados Unidos que, mediantes racistas leyes migratorias, pretende someter a todo ser humano sin dar muestras de respeto a la humanidad.
Sentado observé atentamente cómo la fuente de emoción se desbordaba en todo el graderío: hilaridad, canturreo, charlas, pasiones desbordadas, desmedida ingesta de cervezas, movimientos oscilatorios de cabezas, estruendosos aplausos, retumbantes silbidos, chicas compartiendo los piropos más guarros de las que han sido víctimas estimulando desaforados gritos concupiscentes:<<¡Chichis pa´ la banda! ¡Chichis pa´ la banda!>>. En resumen todo fue alegría. 

No dejo de admirar a los botellos y los años de talento que han derrochado explotando los recursos de su genio literario plasmándolos en canciones que pueden ruborizar a más de uno e instalar cómodamente a más de tres en la disertación de la cultura mexicana. En efecto de una nación cimentada en el mestizaje producto del aniquilamiento nativo y sometimiento europeo. Sería por ello la evocación de una de las mujeres más importante de la historia del México prehispánico: La Malinche. <<La primera secretaria bilingüe que tuvimos>> agrega con sarcasmo El Mastuerzo.
En el momento más decente de la noche El Cucurrucucu dedicó un idílico poema a Carmen Aristegui ante la censura de la que fue víctima; de mentarle la madre a Calderón y a los racistas del mundo; de respetar los derechos indígenas y enaltecer al EZLN; de evocar en el imaginario colectivo aquello quienes luchan los domingos y son los chidos. En pocas palabras presenciar el concierto del Arrejunte de Botellita de Jerez, fue validar el movimiento reivindicador cultural mexicano: ¡Todo lo Naco es Chido!

Aciagos silencios del semidesierto potosino

Hoy en día conocer el inhóspito territorio del semidesierto potosino es tratar de atenuar el arrebato y vulnerabilidad económica en la que viven cientos de familias en las reminiscencias mineras que heredó el pasado colonial novohispano; que van desde las construcciones de haciendas de beneficio, templos, norias y mesones. Estos lugares insospechados a caso de veinte o treinta familias, ha propiciado que en la última década padres, hermanos y primos, emigren en busca del sueño americano. En otros casos cuando las familias deciden soportar los estragos económicos por los que atraviesa el país, con el poco dinero que ahorran lo invierten en pequeños establecimientos comerciales para poder sobrevivir. En el mejor de los casos si la lluvia se presenta de manera onerosa se convierte en una esperanza de buena cosecha de maíz, frijol y chile.
En los últimos años se ha acentuado el problema climatológico en el mundo y contra lo que pudiera pensarse a dañando seriamente las tierras de los campesinos del semidesierto, pues hay temporadas donde ni una gota de lluvia se manifiesta. Lo que favorece en temporada de sequía ráfagas de viento que se precipitan a velocidad angustiante formando columnas de remolinos que dejan por su paso gruesas capas de tierra empolvando todo lo que encuentra en su camino. En éste sentido ha sido tan radical el clima que hay temporadas donde dramáticamente empieza a nevar sin dar tregua a las familias más vulnerables.
En el presente reportaje me gustaría destacar la localidad de San Martín, que se ubica a escasos quince kilómetros de Villa de Ramos, San Luis Potosí. La carretera divide a la localidad, desde la llegada al pueblo se pueden vislumbrar casas construidas de adobes blanco y pequeñas milpas de autoconsumo; del lado oeste se encuentra la primaria y el preescolar; de lado este la componen diversas casas y pequeñas tienditas a las que se acceden por las chuecas calles. En éste lugar a escasos metros de la carretera tuve el placer de conocer a la familia Martínez Martínez, desde la llegada a su casa me brindaron la suficiente confianza para conocer de cerca el caso de sus cuatro hijos quienes han demostrado salir adelante sin ayuda ni apoyo de nadie atenuando las necesidades famélicas con largas horas de trabajo. Francisco, Nemorio, Angélica, José de Jesús, Rafael, Felicitas, Leonardo y Juan Pablo, son los ocho hermanos Martínez, de los cuales los cuatro últimos han luchado contra la discriminación de quién padece ceguera. Sin haber estudiado en una escuela para débiles visuales han aprendido a tejer un mundo distinto al nuestro, donde los sentidos reaccionan y reconocen su espacio, donde los pasos tienen que ser certeros e infalibles. Dueño de su propio destino Rafael Martínez Martínez, desde temprana edad y con el poco dinero que tenía ahorrado emprendió un proyecto comercial importante de benéficos resultados para el futuro convirtiéndose así en el principal sustento de toda su familia. Mordaz, crítico político, libre de prejuicios estorbosos, conocedor de sus derechos y obligaciones, Rafael recuerda: “Desde los trece años empecé mi negocio con diez mil pesos, antes de que se devaluara la moneda, compré una caja de refrescos y así empecé nomás. Batallando y oyendo fue como fui aprendiendo“. No obstante ello, desde pequeños los hermanos Martínez ayudaban a su padre con las labores del campo ya fuese en la recolección del rastrojo o en la cosecha de maíz y frijol. Cuando había momentos de descanso lo aprovechaban para inventar juegos con viejos neumáticos.
Nos encontrábamos en el establecimiento que administra Rafael, es una tienda angosta sin más atributos que dos anaqueles de los que penden bolsas de golosinas y algunos artículos de higiene personal. Los productos comerciales están ordenados de la siguiente forma: en la parte central se ubican los mostradores de alimentos no perecederos; en una repisa un teléfono negro forrado de plástico para protegerlo del polvo; a un costado un decente modular que se mantiene a un volumen discreto; mientras una barra de madera a forma de mostrador divide el negocio junto con un viejo refrigerador que franquea la entrada. Con lentos y desconfiados pasos se acercó Leonardo, el más pequeño de los hermanos, quien prefiere mantenerse en la entrada del negocio rotulado como “La Reina de Todas”. Mientras esto sucede, Juan Pablo el otro hermano menor, sin dar muestras de temor alguno se monta en una bicicleta y empieza a dar vueltas en un espacio de veinte metros cuadrados. Cerca de cinco minutos después se apea de la bicicleta y se retira del lugar. En el caso de Felicitas lamentablemente no tuve el placer de conocerla puesto que radica en la localidad de San Francisco a escasos veinte minutos de San Martin, trabajando con su madrina. Con 37 años de edad Rafael retoma la plática rememorando la visita que realizaron a Ojocaliente, Zacatecas, allí se encontraron con una persona, también invidente, quien lo invitaba a estudiar ya fuese música o alguna artesanía. Sin embargo, el cariño y temor de sus padres se interpusieron para impedir que se trasladara hacia allá, y nos comparte: “Cuando estuvimos en Ojocaliente, andaba uno así igual que yo, o estaba peor… verdad. Total que estudiaba en una escuela llamada Ignacio Trigueros y me decía que fuera estudiar… pues sí verdad… y esa vez sí me animaba si quería ir pero mi papá no quiso que porque después como le iba hacer para irnos a ver. Yo sí quería ir“. Con todo ello nunca repararon en aprender e incluso con ayuda de uno de sus hermanos que goza de buena salud, construyeron sus habitaciones y su negocio.
Por otra parte, en el 2004 se suscitó gran expectativa en Villa de Ramos debido a la visita de Vicente Fox en la localidad del Yoliatl, ahí Rafael se conferenció con el mandatario el cual le prometió ayudarlo. Tiempo después llegó una trabajadora social de la capital potosina a su vivienda para ofrecerles una oportunidad de estudiar a lo que Rafael se negó: “Cuando saludamos al botas negras decía que nos internara en una escuela, y vino una trabajadora de San Luis. Yo no hablo por los demás yo hablo por mi persona, yo no nací para estar encerrado, yo nací pa´ andar libre, y volando como las aves en el viento“. En ése momento comentó que desde pequeños fueron atendidos por un médico en el municipio de Charcas quien les recomendaba extraer cierto liquido de los ojos para tratar de corregir su padecimiento, lo que fue desalentador para los hermanos Martínez. Sobre esto comentó Leonardo: “Nos llevaron a Charcas donde nos atendieron y un doctor nos dijo que tenía que vaciar el liquido de los ojos… mejor así déjelo” -Y acota Rafael: luego, luego eran lo que ponían de remedio, tantos años que ha durado uno y nomás para que un doctor se le ocurra eso, nomás por supuestamente inteligencia que supuestamente tienen, no… así mejor que quede hasta que termine el camino.”
No obstante ello su debilidad visual no ha sido impedimento para emprender viajes, puesto que hay personas que se ofrecen para trasladarlos a otras localidades e inclusive a las ciudades de Zacatecas y SLP. Gracias al enorme avance de la tecnología de las telecomunicaciones ha estimulado en gran medida a Rafael a adquirir un moderno celular el cual nos mostró e hizo una breve demostración marcando de su celular al teléfono fijo que tiene en su establecimiento y viceversa. Con ello dejó asentado que nada se le dificulta, que todo se aprende tan sólo con un poco de paciencia. Además, ha sido uno de los más asiduos radioescuchas que tiene un programa de radio en Fresnillo, Zacatecas, en el cual con el paso del tiempo entabló buena amistad con el conductor conocido como el Compadre, al grado de invitarlo a bailes en distintos lugares.
Por otra parte, sin programas o apoyos de las precarias dependencias del gobierno municipal hacia personas que padecen de distintas enfermedades, hoy en día se necesita que todas las instancias médicas se acerquen a estos lugares. Con base en datos recopilados de la Clínica de Salud de Villa de Ramos, las enfermedades más comunes son las infecciones respiratorias e intestinales, así como las crónicas derivadas de la obesidad como la hipertensión y diabetes. Cabe señalar, que los padecimientos más comunes en la subregión del altiplano potosino son de paladar hendido, síndrome de Down, estrabismo y ceguera. Finalmente, antes de marcharnos dirigió un mensaje a todas las personas que padecen la misma enfermedad que él: “Échenle ganas y salgan adelante, que no se escondan, no se limiten a un rincón, hay que salir” -Y alegre agregó: “Algún día me gustaría conocer al gobernador quiero platicar con él”.