A
partir de la llegada de los españoles a tierra adentro hubo un cambio en el
orden social de gran trascendencia. Una cultura inmersa en una tierra árida,
difícil de sortear pero habitable, se encontró con una de las grandes
oposiciones al nuevo orden, la rebeldía. El pasado de la actual ciudad de San
Luis Potosí estuvo colmada de evangelizaciones, conquistas, hogueras y crímenes
pasionales en sus primeros años de fundación, pese a la resistencia de la
cultura aridoamericana por impedir el asentamiento de la milicia española en
estas tierras no fue suficiente. Poco más de cuarenta años fue el tiempo que
duró el enfrentamiento entre Chichimecas y españoles que permitiera a estos
últimos colonizar el altiplano.
La
apertura de caminos fue uno de los primeros proyectos que emprendieron las
empresas colonizadores para penetrar los inhóspitos territorios azolados por
culturas renuentes al nuevo orden de la época. Sin embargo, los asaltos en los
caminos eran peligrosos y continuos por lo que hubo necesidad de construir
fuertes o presidios a lo largo y ancho del territorio, esto permitió tener un
poco de seguridad y fundar pueblos entorno a estas edificaciones. Con el pronto
establecimiento de los españoles en estás tierras hicieron con los misioneros y
otras culturas indígenas mesoamericanas -como los tlaxcaltecas, aztecas,
tarascos, otomíes entre otros más-, intentar sopesar la habilidad que tenían
con el arco y la flecha e incluir algunos chichimecas para su pronta conversión
al catolicismo y adaptación a la nueva civilización que la corona española
exigía.
Para
el historiador Rafael Montejano y Aguiñaga en
su texto San Luis Potosí. La
Tierra y el Hombre había que enseñar al chichimeca a llevar una vida
sedentaria, organizada, así como a “obtener el sustento, la ropa y demás
explotando técnica y constantemente los recursos naturales.”[1]
No obstante ello para asegurar éste proyecto hubo también obsequios de paz
como: cuchillos, carne, semillas, atavíos, etc.
El
Capitán Miguel Caldera fue quien llevó a cabo esta empresa pacifica que
atraería intempestivamente a caravanas de españoles en busca del oro y plata
que habían descubierto en el Cerro de San Pedro, lo que obligó a crear
poblaciones entre ellas las de Santiago, Tlaxcala, Montecillo, Tequisquiápan,
San Sebastián, San Miguelito y San Juan de Guadalupe.
Durante
los primeros años de fundación las sociedades establecidas fueron
consolidándose poco a poco ante el advenimiento de mineros españoles, criollos,
mestizos, indígenas, negros y mulatos, quienes iniciaron una serie de
expediciones para continuar con la explotación mineral por todo el territorio. Con
ello también llegaron las nuevas formas de trabajo que exigía ésta sociedad
entre los oficios que se destacan en la época se cuentan con el de carpinteros,
albañiles, orfebres, sastres, panaderos, zapateros y herreros. Las primeras
construcciones fueron templos y conventos con arquitectura que obedecía a las
expresiones de la época: el barroco, que fue el predilecto de los misioneros.
Posteriormente, se construyó la Plaza de Armas, las haciendas de beneficio,
caserones, casas reales, hospitales y colegios.
En
cuanto a la educación como es conocido estuvo a cargo de la iglesia, la
instrucción se reducía en leer, escribir, contar y aprender el catecismo, la
primera escuela según Montejano y Aguiñaga se instaló para los tlaxcaltecas en
su propio barrio, el octogenario Fray Diego de la Magdalena pasó sus últimos
años en el convento que ahí mismo se construyó educando a los indígenas.
Conforme avanzaba el tiempo fueron arribando otras órdenes religiosas como la
de los franciscanos, agustinos, jesuitas y mercedarios, quienes también
iniciarían en sus respectivos conventos y la enseñanza potosina.
Es
también en Tlaxcala donde la tauromaquia fungió como una de las aficiones más
importantes para sus habitantes. No sólo había comedias que se presentaban en
pequeños teatros sino también peleas de gallos. Las fiestas religiosas, como la
de Corpus, así como las comedias en el teatro desempeñaron un rol importante
para aquel que carecía de medios para diversiones como las mencionadas.
No
obstante ello, es Juan de Gabirira quien absorbe mi atención, avecindando en el
barrio de Tlaxcalilla en 1606 con su pareja Marta de Rentería, plasmarían en el
pasado potosino un suceso trágico justificado por la traición amorosa. A partir del antecedente histórico que existe
sobre éste crimen pasional a unos cuantos años de haberse fundado el barrio, el
mercader español Juan de Gabiria después de encontrar a su consorte Marta de
Rentería en un amorío invocó la excusa de la venganza. ¿Cómo puedo comprender
una sociedad sino encuentro el antecedente que condiciona su existencia? ¿No es
acaso la herencia de un barrio los hechos que marcaron su fundación?
El
28 de Agosto de 1606 fue cuando Juan de Gabiria después de haber perdonado una
vez la traición amorosa de su mujer no logró resistir la segunda, por lo que
decidió sin el menor remordimiento asesinarla asestándole varias puñaladas no
sin antes escribir un poema que por duplicado dejó uno en la habitación donde
yacía el cadáver y el otro en el picaporte. Con algunas variables transcribo del
texto Causa criminal de la Real Justicia
contra Juan de Gabiria. Primer poeta de San Luis Potosí, escrito por
Joaquín Antonio Peñalosa y Alejandro Espinosa Pitman, algunos versos de diez
décimas que lo componen:
A Marta de Rentería.
Si bien, como merecía,
midieras mi fe y amor,
ni mostraras tu rigor,
no yo viera tu porfía;
por donde, señora mía,
visto tu esquivo interés,
me es fuerza decir que es
la causa de tanto mal,
ese rigor natural
con que mi firmeza ves.
…
Pero cuando consideres
que eres mujer y yo ausente,
yo discreto y tu imprudente,
yo quien soy y tu quien eres;
y que si a dicha me vieres,
de aquí a un mes o de aquí a un año,
verás cierto el desengaño
y me dirás que acerté:
yo en guardarte amor y fe
y tú en procurar mi daño.
…
Caído me has a las manos,
pagas por donde pecaste,
que si de mi te burlaste,
yo de tus gustos livianos;
que los cielos soberanos,
viendo mi justa querella,
te dan por sentencia en ella
que, como desconocida,
la que me quitó la vida
se quede sin mí y sin ella.
Es
la frustración del amor la que sobrevive a la degradación humana éste es el
lenguaje triste y amargo compuesto por la traición, invocar la venganza no fue
una respuesta práctica al honor. El proceso criminal que iniciaría en 1606 y
terminaría en 1610, tuvo un inverosímil desenlace, Juan de Gabiria tendría como
condena el ostracismo del pueblo de San Luis y unas cuantas multas. En cambio
para el barrio de Tlaxcalilla esto le valió tener a su primer poeta.
[1]
Montejano y Aguiñaga, Rafael. San Luis
Potosí. La Tierra y el Hombre. Ed. UASLP, 1997. Pág. 54. México.