martes, 6 de marzo de 2012

Aciagos silencios del semidesierto potosino

Hoy en día conocer el inhóspito territorio del semidesierto potosino es tratar de atenuar el arrebato y vulnerabilidad económica en la que viven cientos de familias en las reminiscencias mineras que heredó el pasado colonial novohispano; que van desde las construcciones de haciendas de beneficio, templos, norias y mesones. Estos lugares insospechados a caso de veinte o treinta familias, ha propiciado que en la última década padres, hermanos y primos, emigren en busca del sueño americano. En otros casos cuando las familias deciden soportar los estragos económicos por los que atraviesa el país, con el poco dinero que ahorran lo invierten en pequeños establecimientos comerciales para poder sobrevivir. En el mejor de los casos si la lluvia se presenta de manera onerosa se convierte en una esperanza de buena cosecha de maíz, frijol y chile.
En los últimos años se ha acentuado el problema climatológico en el mundo y contra lo que pudiera pensarse a dañando seriamente las tierras de los campesinos del semidesierto, pues hay temporadas donde ni una gota de lluvia se manifiesta. Lo que favorece en temporada de sequía ráfagas de viento que se precipitan a velocidad angustiante formando columnas de remolinos que dejan por su paso gruesas capas de tierra empolvando todo lo que encuentra en su camino. En éste sentido ha sido tan radical el clima que hay temporadas donde dramáticamente empieza a nevar sin dar tregua a las familias más vulnerables.
En el presente reportaje me gustaría destacar la localidad de San Martín, que se ubica a escasos quince kilómetros de Villa de Ramos, San Luis Potosí. La carretera divide a la localidad, desde la llegada al pueblo se pueden vislumbrar casas construidas de adobes blanco y pequeñas milpas de autoconsumo; del lado oeste se encuentra la primaria y el preescolar; de lado este la componen diversas casas y pequeñas tienditas a las que se acceden por las chuecas calles. En éste lugar a escasos metros de la carretera tuve el placer de conocer a la familia Martínez Martínez, desde la llegada a su casa me brindaron la suficiente confianza para conocer de cerca el caso de sus cuatro hijos quienes han demostrado salir adelante sin ayuda ni apoyo de nadie atenuando las necesidades famélicas con largas horas de trabajo. Francisco, Nemorio, Angélica, José de Jesús, Rafael, Felicitas, Leonardo y Juan Pablo, son los ocho hermanos Martínez, de los cuales los cuatro últimos han luchado contra la discriminación de quién padece ceguera. Sin haber estudiado en una escuela para débiles visuales han aprendido a tejer un mundo distinto al nuestro, donde los sentidos reaccionan y reconocen su espacio, donde los pasos tienen que ser certeros e infalibles. Dueño de su propio destino Rafael Martínez Martínez, desde temprana edad y con el poco dinero que tenía ahorrado emprendió un proyecto comercial importante de benéficos resultados para el futuro convirtiéndose así en el principal sustento de toda su familia. Mordaz, crítico político, libre de prejuicios estorbosos, conocedor de sus derechos y obligaciones, Rafael recuerda: “Desde los trece años empecé mi negocio con diez mil pesos, antes de que se devaluara la moneda, compré una caja de refrescos y así empecé nomás. Batallando y oyendo fue como fui aprendiendo“. No obstante ello, desde pequeños los hermanos Martínez ayudaban a su padre con las labores del campo ya fuese en la recolección del rastrojo o en la cosecha de maíz y frijol. Cuando había momentos de descanso lo aprovechaban para inventar juegos con viejos neumáticos.
Nos encontrábamos en el establecimiento que administra Rafael, es una tienda angosta sin más atributos que dos anaqueles de los que penden bolsas de golosinas y algunos artículos de higiene personal. Los productos comerciales están ordenados de la siguiente forma: en la parte central se ubican los mostradores de alimentos no perecederos; en una repisa un teléfono negro forrado de plástico para protegerlo del polvo; a un costado un decente modular que se mantiene a un volumen discreto; mientras una barra de madera a forma de mostrador divide el negocio junto con un viejo refrigerador que franquea la entrada. Con lentos y desconfiados pasos se acercó Leonardo, el más pequeño de los hermanos, quien prefiere mantenerse en la entrada del negocio rotulado como “La Reina de Todas”. Mientras esto sucede, Juan Pablo el otro hermano menor, sin dar muestras de temor alguno se monta en una bicicleta y empieza a dar vueltas en un espacio de veinte metros cuadrados. Cerca de cinco minutos después se apea de la bicicleta y se retira del lugar. En el caso de Felicitas lamentablemente no tuve el placer de conocerla puesto que radica en la localidad de San Francisco a escasos veinte minutos de San Martin, trabajando con su madrina. Con 37 años de edad Rafael retoma la plática rememorando la visita que realizaron a Ojocaliente, Zacatecas, allí se encontraron con una persona, también invidente, quien lo invitaba a estudiar ya fuese música o alguna artesanía. Sin embargo, el cariño y temor de sus padres se interpusieron para impedir que se trasladara hacia allá, y nos comparte: “Cuando estuvimos en Ojocaliente, andaba uno así igual que yo, o estaba peor… verdad. Total que estudiaba en una escuela llamada Ignacio Trigueros y me decía que fuera estudiar… pues sí verdad… y esa vez sí me animaba si quería ir pero mi papá no quiso que porque después como le iba hacer para irnos a ver. Yo sí quería ir“. Con todo ello nunca repararon en aprender e incluso con ayuda de uno de sus hermanos que goza de buena salud, construyeron sus habitaciones y su negocio.
Por otra parte, en el 2004 se suscitó gran expectativa en Villa de Ramos debido a la visita de Vicente Fox en la localidad del Yoliatl, ahí Rafael se conferenció con el mandatario el cual le prometió ayudarlo. Tiempo después llegó una trabajadora social de la capital potosina a su vivienda para ofrecerles una oportunidad de estudiar a lo que Rafael se negó: “Cuando saludamos al botas negras decía que nos internara en una escuela, y vino una trabajadora de San Luis. Yo no hablo por los demás yo hablo por mi persona, yo no nací para estar encerrado, yo nací pa´ andar libre, y volando como las aves en el viento“. En ése momento comentó que desde pequeños fueron atendidos por un médico en el municipio de Charcas quien les recomendaba extraer cierto liquido de los ojos para tratar de corregir su padecimiento, lo que fue desalentador para los hermanos Martínez. Sobre esto comentó Leonardo: “Nos llevaron a Charcas donde nos atendieron y un doctor nos dijo que tenía que vaciar el liquido de los ojos… mejor así déjelo” -Y acota Rafael: luego, luego eran lo que ponían de remedio, tantos años que ha durado uno y nomás para que un doctor se le ocurra eso, nomás por supuestamente inteligencia que supuestamente tienen, no… así mejor que quede hasta que termine el camino.”
No obstante ello su debilidad visual no ha sido impedimento para emprender viajes, puesto que hay personas que se ofrecen para trasladarlos a otras localidades e inclusive a las ciudades de Zacatecas y SLP. Gracias al enorme avance de la tecnología de las telecomunicaciones ha estimulado en gran medida a Rafael a adquirir un moderno celular el cual nos mostró e hizo una breve demostración marcando de su celular al teléfono fijo que tiene en su establecimiento y viceversa. Con ello dejó asentado que nada se le dificulta, que todo se aprende tan sólo con un poco de paciencia. Además, ha sido uno de los más asiduos radioescuchas que tiene un programa de radio en Fresnillo, Zacatecas, en el cual con el paso del tiempo entabló buena amistad con el conductor conocido como el Compadre, al grado de invitarlo a bailes en distintos lugares.
Por otra parte, sin programas o apoyos de las precarias dependencias del gobierno municipal hacia personas que padecen de distintas enfermedades, hoy en día se necesita que todas las instancias médicas se acerquen a estos lugares. Con base en datos recopilados de la Clínica de Salud de Villa de Ramos, las enfermedades más comunes son las infecciones respiratorias e intestinales, así como las crónicas derivadas de la obesidad como la hipertensión y diabetes. Cabe señalar, que los padecimientos más comunes en la subregión del altiplano potosino son de paladar hendido, síndrome de Down, estrabismo y ceguera. Finalmente, antes de marcharnos dirigió un mensaje a todas las personas que padecen la misma enfermedad que él: “Échenle ganas y salgan adelante, que no se escondan, no se limiten a un rincón, hay que salir” -Y alegre agregó: “Algún día me gustaría conocer al gobernador quiero platicar con él”.

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