Los
secretos jamás han perdurado en mi memoria más de tres días tratar de borrar de
mi mente información que a más de uno provocaría pensamientos iracundos,
morbosos o reveladores, sería absurdo. No puedo concebir que un humano lleve en
sus hombros una carga insoportable a causa de las malas decisiones de otro que
no es capaz de contenerlo en sus entrañas. Imagino fragmentando con cincel y marro esa loza
pesada para quitarle peso a la culpa y distribuirla con aquellos seres que te
ofrecen un par de oídos para después aniquilarte con sus indiscreciones entre
todos tus conocidos.
En los
tiempos actuales que vivimos desconfiar hasta de una tumba parece un acto
sensato. Qué función cumple conservar un secreto en una sociedad colmada de
falsedades, ficciones y simulaciones. Ahora, por ejemplo, una persona me está
confiriendo un secreto íntimo: su perro Bull Terry es homosexual. Cómo puede
considerarse la preferencia sexual de un perro como secreta si fornica con otro
de su misma especie a los ojos de cualquier transeúnte.
Recuerdo
que hace tiempo un conocido interrumpió mi alegría con una confesión intrigosa.
Estábamos en una modesta cantina apestosa a cerveza y a desinfectante para
inodoros en momentos era insoportable, para atenuar un poco el disgusto oteaba
un tanto abúlico las fotografías antiguas de la capital potosina que pendían de
los muros como si en realidad tuvieran veracidad histórica. Agitaba mi bebida
constantemente para disolver a la perfección el licor con el agua mineral, el movimiento
circular de los cubos de hielo en el vaso eran tan estridentes como los
testículos de un oso polar.
-Sabes
existen secretos de Estado, y eso me da miedo.
-Guárdatelo.
-Te lo
voy a confesar pero no le digas a nadie. Estamos a punto de entrar en una
crisis económica muy fuerte, compra plata.
Evidentemente,
cualquier cosa puede considerarse como secreto si tú lo consideras como tal,
por qué rematar con la expresión: Te voy a decir algo pero no vayas a
comentarlo con nadie. No sé. Ocultar información que no tiene significado para
la humanidad debe ser resbaladiza: inventar situaciones, accidentes, la
dipsomanía del primer mandatario, la infidelidad de un gobernador, la extraña enfermedad que esta diezmando al político roedor, los robos, los pecados, los amores furtivos y las corruptelas,
es un asunto de índole general y público. Ya nada es privado y confidencial. Finalmente,
mi pecho dejó de ser bodega para abrir las puertas de la indiscreción.
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